Sea...
Sea tu boca, la tentación
la fruta prohibida en el
desierto ardiente del Sáhara
la noche que precede al día.
Sea...
Sea tu cuerpo, la guarida.
La estampida.
Sea tu piel ondulante
la catarata dónde caen todos
mis complejos distraídos.
inicuos
abatidos.
Sea...
Sea tu nombre el
innombrable.
el que abre los cielos
estrellados en noches solitarias
de escasa inspiración.