si he amado lo suficiente…
Le diré que sí…
¡con toda el alma!
Cuando el divino creador sonriente me interrogue
a quien he amado tanto
y requiera una explicación sobre las formas humanas de aquel amor,
le diré con sonrojadas evasivas que he querido,
sí…
y he intentado amar a quien me ha amado;
pero no lo he conseguido.
Diré también en mi descargo que aunque me dejaste el corazón intacto…
¡te llevaste mi alma!
Y me dejaste en su lugar nostalgias grises y amaneceres solitarios.
Que es gracias a ti que languidece la luna
y se sonroja mi sol naranja,
que es por tus labios que no se agota el manantial de vida
y deseo ferviente que anida en mi ser,
que eres la fuente viva y perpetua de mi imaginación...
¡de mi inspiración!
Eres la brisa,
el canto de los pajarillos y la inconformidad de mi alma.
Eres mi penitencia y mi abdicación a la vida.
Eres el deseo más ferviente y el frío tempano de hielo
que habita en mi corazón solitario.
Eres el blanco y el gris de mi acuarela de vida,
el rojo pasión incandescente de mi arcoíris literario.
Eres la sonrisa en mi rostro que no se agota
y el pensamiento más ardiente que nunca se acaba.
Eres la lágrima salada que recorre mis mejillas dormidas
y la fuente loca de mis alegrías infinitas…
¡El motivo de mi cama vacía!
Eres el nombre que mis labios no pronuncian
y el rostro del misterio para todos.
Eres sin duda…